Si los medios escritos tuvieron que adecuarse para poder competir contra radio y televisión, en la última década debieron dar un salto cualitativo aún mayor para enfrentar otro desafío: Internet.
Sin comprender que están ante otro formato para brindar la información, muchos periódicos mutan su estructura gráfica hacia los estilos que, se pensaba, mostraba la red. Notas más cortas y muchas entradas de carácter visual caracterizan este cambio.
El objetivo es atraer nuevos lectores, ya habituados a buscar y leer información en pantalla y poco proclives a reflexionar sobre las páginas de papel de un diario.
Esta forma de aceptar que Internet llegó para quedarse conlleva para el diario el riesgo de perder su condición de referencia analítica de la realidad, cosa que, como ya se dijo, no brindan radio, televisión ni Internet.
Pero, como el periodismo en la web ya está instalado entre nosotros, no hay otra alternativa que convivir con él, en particular en momentos en que la sociedad descree de los medios establecidos y se vuelca a buscar información hacia sitios no formales, como los blogs, escritos por otras personas, con intereses, inquietudes y visiones similares.
Cómo cohabitar es, en definitiva, el principal reto. Hay, sin embargo, algunas cuestiones previas para analizar:
· Frente a la propia página web:
1) Cómo hacer converger a ambas redacciones, la de Internet y la de papel.
2) Cómo evitar que la competencia interna termine dilapidando esfuerzos.
3) Cómo provocar una fusión sin que ninguna de las dos redacciones pierda peso específico.
· Frente a la competencia de otras páginas web:
1) Cómo hacer valer la credibilidad de un medio ya establecido.
2) Cómo recrear la confianza, para que los lectores no escojan los blogs antes que nuestro sitio.
3) Cómo evitar que se caiga en una desbocada carrera por dar información antes, aun a riesgo de perder precisión.
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