Y explicaba que si se descuida la precisión en los detalles menores, se pierde la credibilidad necesaria para que se acepten las informaciones más importantes. Otro viejo y respetado periodista, Adolph Ochs, era categórico: “merece censura quien no se toma la molestia de confirmar los hechos, quien es indiferente a la responsabilidad de su diario y descuida su reputación de veracidad y exactitud”.[1]
[1] RESTREPO, Javier Darío. Cuello torcido del cisne. Disponible en Pulso del Periodismo http://www.pulso.org/Espanol/Nuevos/restrepoprecision030611.htm
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