El quiebre de la rutina siempre causa inquietudes y angustias. Algunas de las preguntas que surgen son: cuánta información de la que originalmente contemplaba una sección quedará afuera; cuál es el volumen del resto de las noticias; cuánto desconoce cada uno de los involucrados de otras áreas sobre la temática en cuestión, ajena a su tarea cotidiana.
Pero, además, se rompe la costumbre de cada editor de manejar con cierto grado de independencia sus propias noticias y eso puede provocar, en algunas personas, un estado de ansiedad por la pérdida de protagonismo. El principal concepto sobre el que se debe trabajar es: casi todos para uno. Es decir, instalar la convicción de que se está elaborando una edición en la que una información es vedette y, por ende, en ella hay que volcar los mejores esfuerzos.
Reordenar la ruptura significa, también, convencer a algunos editores, co-editores o redactores de que, si bien ellos quedarán afuera de la gran cobertura, su tarea es imprescindible para evitar que el diario pierda el resto de las noticias que están ocurriendo, que se vacíe de contenido.
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